martes, 8 de enero de 2013

EL AFILADOR DE RONDA






El afilador de la Serranía



EL DATO

15

fábricas llegó a atender Ramón, que se dedica a ser afilador desde hace 50 años, en un solo municipio, en Ubrique. En cada una de ellas tenía que amolar una veintena de herramientas por lo que su volumen de trabajo alcanzaba los 300 servicios. En la actualidad reconoció que no se puede vivir de este oficio ya que no tiene ningún cliente estable. Su tarifa es de entre tres y cuatro euros por utensilio.
Primero se oía el silbato, el chiflo, la armónica o la flauta. Una peculiar melodía anunciaba su presencia. Después él gritaba: «¡El afilador!» y a su reclamo los vecinos dejaban sus quehaceres rutinarios y salían a la calle demandando sus servicios. Había que poner a punto tijeras, cuchillos, hachas, machetes y otras herramientas de corte. Iba de localidad en localidad buscando el pan que llevarse a la boca equipado con su rueda de amolar montada primero sobre una bicicleta y después sobre una moto. Los pedales y el motor, respectivamente, la accionaban. Los clientes le pagaban por su trabajo y él continuaba con su camino.
Esta estampa característica del mundo rural prácticamente se ha esfumado. El del afilador es desde hace muchos años un oficio en peligro de extinción. Su existencia ha formado parte de la fisonomía de los pequeños municipios de la Serranía de Ronda pero en la actualidad se ha convertido en un reducto del pasado. No obstante, aún es posible encontrar algún afilador en la comarca de Ronda y en la provincia de Cádiz aunque éste ya no va en bicicleta ni en moto. Se mueve sobre cuatro ruedas. En furgoneta.

DAR   LAS  GRACIAS  A   VANESSA  MELGAR  POR SU  GRAN  ARTICULO  QUE  PUBLICO  EN   EL  PERIODICO  SUR .